martes, 15 de septiembre de 2009

LAMENTO INDIGENTE

Llueve, llueve, llueve y me mojo
y acepto el despojo, me mojo, me mojo
y entonces escojo, la muerte, el final.
Acato la ira, me callo y denigro,
y luego decaigo, reniego y ciego
denoto la furia, caigo, caigo,
caigo en lo hondo de un abismo.

Me humillo y sigo, sigo, sigo,
sigo y persigo, la muerte conmueve,
me acosa y ataca, me agobia y ultraja.
Esta es la vida, la miseria se encaja,
me hunde y castiga, me somete y corroe,
destruye mis valores, no existen, no existen;
se pierde el derecho, se pierde el deber.

La cólera me arremete y lesiona,
la dignidad se carcome, me niego a vivir.
Hay del pobre, del pobre que es pobre,
que muda sus ropas, que enmienda y remienda;
que sufre el hambre, que esconde su orgullo,
Su orgullo profano, que esconde, que esconde.
y es nadie, nadie, nadie que valga, ni tenga donde

No es vida y grito ¡“socorro”! y nadie me escucha,
porque soy indigente, y tengo presente
mi límite humano, se acorta, se acorta.
Es la vida, la vida, la vida sufrida,
estúpida, desvalida que siempre se olvida,
que nunca se acaba y está condenada,
que es muy desgraciada, terrible, acabada

revela aflicción, deshonra, pesadumbre y dolor
es fácil la historia, el pueblo te ignora,
te juzga nocivo, no admite justicia,
te entierra, te entierra, te entierra en vida
derruye tus principios hasta desaparecer
el pobre que es pobre, no niega la muerte
pues es parte de la vida, es la aflicción

CARLOS A. BADARACCO
08/03/09

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