domingo, 6 de septiembre de 2009

COMO LA CRUZ DEL SUR

Era, como la “Cruz del Sur”,
pequeña, pero el símbolo más excelso del cielo,
rodeada siempre por una constelación de centauros,
brillante, esbelta, perspicaz.
Capaz, de mostrar todo su saber,
y su proceder, con la más sutil particularidad.
Amante profunda, y de iracunda identidad,
con aptitud y actitud para arremeter al mundo,
segura, pertinaz y elocuente,
Siempre supo orientarse y orientar,
dispuesta a sacrificar y dar su vida
y jugarse por los demás.
Era ella, la estrella del barrio,
la crisálida, encerrada y abierta a la vez,
ensimismada y profunda,
aunque despierta y vivaz;
su espíritu tenaz,
envolvente, frágil e incorpóreo,
mostraba sagacidad y tolerancia,
Y a pesar de su valor se mostraba afable
y sin jactancia.
Era ella, la promotora de la vida,
cálida y consentida,
con valor y entereza,
estimada y amada.
Era, la reina del barrio, la diosa
y prodigiosa mariposa de Buenos Aires.
Era ella, la efímera estampa de una santa
Buena, profunda y venerable,
altiva, virtuosa e insuperable.
La razón de su vida fue ser guía,
un faro que a un fin conducía,
que fue confidente, sutil, obsecuente,
que tendía su mano fiel, contundente,
y ofrecía su luz, procaz, trascendente
Si por saber preguntara:
¿dónde está?, ¿cómo evocar su memoria?,
¿dónde encontrar su frescura?,
¿y su franca ternura?
Seguramente el tiempo la expondrá,
desde el recuerdo, más allá,… más allá.
Era ella, y nada más..., nada más…, nada… más

CARLOS A. BADARACCO
31/01/09
(REGISTRO DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL N° 779760)

No hay comentarios:

Publicar un comentario