lunes, 7 de septiembre de 2009

DEVENIR (prosa)

Es probable que en el transcurrir, en ese maravilloso ir y venir de la vida, en el comenzar a ser y a mantener los instantes inocentes de la embestida, el orgullo profano de una existencia vana, de una pasión incontrolable, de una ruin y sutil amalgama de amores, de deseos pueriles inocentes, merodeantes, asechantes, provocantes; nos invadan y pretendan convertir en objeto nuestros más preciados valores. Se dice “que los locos abren caminos que más tarde recorrerán los sabios.”
Siempre al salir pretendemos iniciar un camino, y sin querer la vida nos lleva por otros destinos. Destinos cruciales que enriquecen y avivan los principios momentáneamente dormidos, y que surgen con fuerza para seguir adelante, dándole pujanza y empeño al saber noble, que indicará el rumbo a tomar, apartándonos del azar furtivo y acuciante.
Carlitos Chaplín decía: que “las mejores cosas de la vida no se pueden ver ni tocar, se las debe sentir con el corazón” Y es allí donde está el secreto que enriquecerá nuestra sabiduría. Desde allí nacerá la cordura y la armonía. El corazón nos indica la riqueza de espíritu que siempre está, que surge y se esconde, que viene y que va, que nace y renace, pero que allí reside, se oculta y devela, se mantiene en letargo y luego se enciende dándole sentido a nuestro ser y existir. Es en vano negarla, nacimos así, con espíritu racional e irracional a la vez, pero también experimental, empírico, dispuesto a conocer y así aprender
CARLOS A. BADARACCO
29/01/09
(REGISTRO DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL N° 779760)

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