viernes, 11 de diciembre de 2009

LA LIBERTAD DEL POETA



¿Será necesario, tan necesario será
valerme de tanta técnica para el sentir y el amar.?
¿Será ineludible conocer de Alan Poe,
Gabriela Mistral y Juana de Ibarbouru?.
¿Será que es imprescindible todo eso
para sentir y declamar amor?.
¿Será que es vital e imperioso intimar con
Vicente Aleixandre (que me alerta justamente que
“ni las vanas palabras son un soplo sólo”),
o bien José Hierro y Borges,
para volcar mis sentimientos más profundos?;
leer a Lord Byron, que me pide “calma al corazón”,
o bien al fabuloso Becquer que me habla
en rimas tan preciosas pero tan estructuradas,
porque estructuran al alma y el alma es libre?
¿Será por ello imperioso valerse de tercetos, cuartetos,
cuaderna vía (ir hasta el mester de clerecía),
octavas y reglas de versificación, tipos de rima,
cadencia , ritmo, metáforas y glosas,
llegar hasta la poesía alejandrina (tan formal y artificiosa,
perteneciente al mundo intelectual helénico),
cuando pretendo mi alma liberar?
¿Será necesariamente forzoso limitar mi libertad?
¿Aprender de esa manera palabras nuevas
y estilos, que la vida me enseñará?
Si he leído a esos autores, y por fuerza los he leído,
fue también para disfrutar de ellos,
de sus obras de valor incalculable,
majestuosas expresiones del alma,
aunque del alma de ellos, de sus tiempos y perspectivas.
Lo siento, yo soy distinto y no juzgo a quien desagrade,
y no me interesa hacer ejercicios con todas las imágenes,
y reglas de literatura que sólo encarcelarán mi espíritu.
Nací libre como las aves y como ellas pretendo volar,
volar tan alto como pueda mi ser volar, y desde allí amar,
amar tanto como en la vida me dispongo amar,
y ALENTAR a otros poetas con toda mi sencillez
Sólo pretendo humildemente trascender
para no morir jamás.

CARLOS A. BADARACCO
27/07/09 (REGISTRADO)

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