viernes, 11 de diciembre de 2009

DESPEDIDA

Advierto entre sueños

millares de rostros, todos dispuestos

con los brazos abiertos;

parecieran enviarme un tenue mensaje

un dulce y paciente recado:

“estamos aquí prestos para ti”.

Un día, hace mucho

presintiendo la muerte

roge por mis seres, aquellos que fueron

queridos por mí,

y día tras día, se presentan,

rondando mis sueños,

presagiando mi muerte, que pronto será.

No distingo sus rostros, pero si sus afectos;

se proyectan como luces esperando por mí.

Ahora mi vida tampoco está sola.

Allí, ese refugio, ideado dulcemente,

después de tantos pesares

me transmite la paz, quizás que merezco,

o por lo menos que espero.

Pero sólo seré merecedor de tal paraíso

el día que me deshaga de mis posesiones terrenas

que me atan con apegos, en este lugar.

No puedo todavía deshacerme de ellos

pues siento que me atrapan, necesitan de mi;

y no quiero partir, con egoísmos injustos

si no, libre; tan libre quisiera partir.

¿Qué fui feliz?, sí lo fui, inmerecidamente

se me brindó una gran felicidad

mis hijos queridos y mi mujer amada.

Mis nietos del alma que disfruté con intensidad

y que amé profundamente;

También mis alumnos que seguirán su camino

justificando mi existencia.

Pero yo reconozco mis límites humanos

que viví lo suficiente,

que me entregué con el alma.

Y ahora deseo ser amado en forma total.

desde aquí y desde allá en forma envolvente,

con un amor verdadero, que justifique mi existir

CARLOS A. BADARACCO

09/07/09

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