DESPEDIDA
Advierto entre sueños
millares de rostros, todos dispuestos
con los brazos abiertos;
parecieran enviarme un tenue mensaje
un dulce y paciente recado:
“estamos aquí prestos para ti”.
Un día, hace mucho
presintiendo la muerte
roge por mis seres, aquellos que fueron
queridos por mí,
y día tras día, se presentan,
rondando mis sueños,
presagiando mi muerte, que pronto será.
No distingo sus rostros, pero si sus afectos;
se proyectan como luces esperando por mí.
Ahora mi vida tampoco está sola.
Allí, ese refugio, ideado dulcemente,
después de tantos pesares
me transmite la paz, quizás que merezco,
o por lo menos que espero.
Pero sólo seré merecedor de tal paraíso
el día que me deshaga de mis posesiones terrenas
que me atan con apegos, en este lugar.
No puedo todavía deshacerme de ellos
pues siento que me atrapan, necesitan de mi;
y no quiero partir, con egoísmos injustos
si no, libre; tan libre quisiera partir.
¿Qué fui feliz?, sí lo fui, inmerecidamente
se me brindó una gran felicidad
mis hijos queridos y mi mujer amada.
Mis nietos del alma que disfruté con intensidad
y que amé profundamente;
También mis alumnos que seguirán su camino
justificando mi existencia.
Pero yo reconozco mis límites humanos
que viví lo suficiente,
que me entregué con el alma.
Y ahora deseo ser amado en forma total.
desde aquí y desde allá en forma envolvente,
con un amor verdadero, que justifique mi existir
CARLOS A. BADARACCO
09/07/09
No hay comentarios:
Publicar un comentario