NOSTALGIAS DE HOGAR

El último rincón de la casa
me conmueve el alma;
los recuerdos se refugian en silencio
en ese rincón oscuro y dormido.
Allí, sentada
en la mecedora de madera
estaba la abuela,
tejiendo su mañanita
y con la aguja más chiquita
creaba su obra inmortal,
ella la llamaba así
porque decía que quien teje
también crea belleza,
también es un artista.
Más allá estaba,
como adornando el espacio
el jarrón de porcelana,
con flores de primavera;
era una belleza verlo
en el centro de la mesa
sobre el mantel
que también tejió la abuela
¡Cuántos recuerdos
renacen hoy en mi mente!
Mi madre asomaba desde la cocina
con la fuente floreada
de antiguo enlozado;
traía el más hermoso
delantal dorado,
aquel que usaba los domingos
cuando sus hijos
se reunían para almorzar
Mi padre muy solemne
sentado en la cabecera
como si quisiera imponer
respeto y formalidad.
Era el almuerzo,
un rito de rigor
el de la familia unida
que se congregaba
para la ocasión.
Los platos de flores rojas,
la cristalería de la vitrina
y los cubiertos de plata vieja,
adornaban el momento de la reunión;
era un instante de recogimiento,
de festejo inolvidable.
¡Qué sensación más notable
renace hoy en mi visión!
El último rincón de la casa
me proyecta toda una sensación
que rasga mi corazón.

CARLOS A. BADARACCO 26/6/09
(REGISTRO DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL N° 779760)
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